Gran éxito de los dos últimos y consecutivos conciertos disfrutados en Valles, protagonizados por dos bandas muy distintas en actitud y en repertorio que gustaron y dieron que hablar entre los aficionados asistentes. El primero de ellos fue el ofrecido por la potente Stace Collins y su banda, llegados de la genuina Nashville, quienes lo dieron todo en un show vibrante y enérgico. Un repertorio mestizo, construido sobre una amalgama de temas que incluían country, blues, rock en todas sus variaciones y combinaciones, escogido para el lucimiento de una Collins entregada por completo al escenario de principio a fin. Cantante y armonicista apasionada, la líder se apoyaba en una banda sólida y bien armada, en la que todos – bajo, guitarra y batería- tuvieron su especial protagonismo y personal estilo. Más rockeros que folkies, los tres interpretaron algún tema con buena voz, y sostuvieron en todo momento un ritmo potente, cohesionado y vigoroso. En el escenario, Stace se movía como un torbellino agitando al público que abarrotaba la sede, que enseguida se implicó en sus provocaciones y compartió su entusiasmo. Sin parar un momento, cantó tanto al más puro estilo country como acercándose al desgarro de las auténticas rockeras, y llenó el local del espíritu del blues dándole bien a la armónica. Profesional y dominando el show sin un descuido, bajándose del escenario para cantar entre el público o subirse a la barra al estilo más pigarresco, la diva supo vender lo suyo a la perfección, y los allí presentes lo agradecimos. A última hora, y por sorpresa, sus compañeros subieron una tarta de cumpleaños con velitas que Stace sopló pletórica y feliz. Cumplieron para acabar con un bis muy reclamado, tres temas encadenados que incluyeron versiones muy celebradas como el ‘Baby please don’t go’.
El sábado siguiente, todavía con el sabor a barbacoa del country rock en los labios, recibimos a los centroeuropeos ‘Doghouse Sam and his magnetones’, que llegaban precedidos de numerosos premios y reconocimientos en el ambiente del blues europeo. Tres músicos experimentados, un repertorio elegante -construido sobre los mimbres de los mejores años de rock y blues del pasado siglo- y un sonido reluciente son los ingredientes con los que el trio encabezado por Doghouse Sam se cocinan un directo victorioso. La banda se formó en 2012 tras años de impecable trayectoria de sus miembros en los mejores circuitos del rythmblues europeo, años de trabajo que les aportan una tranquilidad y aplomo en el escenario muy de agradecer. Sin duda, el alma de esta formación es Wouter Celis, guitarrista de gran técnica, cantante y armonicista que bajo el nombre de ‘Doghouse Sam’ encabeza este muy interesante proyecto musical acompañado por el contrabajista Jack O’Rooney y el batería Frankie Gomez, elegido hace un par de años como el mejor baterista de los Países Bajos. El concierto fue hacia arriba de principio a fin. Temas elegantes que están recogidos en sus dos discos, compuestos por el carísmático Sam. Sonó también alguna versión, entre ellas una de su adorado Bo Didley. Fuerza y estilo en la guitarra y la voz la de este genial Sam, que tras su aspecto serio y prudente parecía crecerse por momentos y sacar de si su lado más rebelde y salvaje, intenso y divertido también en las presentaciones de los temas. Sus compañeros, en una ejecución intachable, dieron alma a un concierto que nos cautivó y sedujo a quienes tuvimos la suerte de estar allí presentes. Queda el listón muy alto para próximos conciertos, este in crescendo programativo de los de Valles no sabemos cómo va a terminar, pero intentaremos estar allí para no perdernos ni una nota de lo que vaya a llegar. Nos vemos por el puebín.
Conchi Gálvez
El sábado siguiente, todavía con el sabor a barbacoa del country rock en los labios, recibimos a los centroeuropeos ‘Doghouse Sam and his magnetones’, que llegaban precedidos de numerosos premios y reconocimientos en el ambiente del blues europeo. Tres músicos experimentados, un repertorio elegante -construido sobre los mimbres de los mejores años de rock y blues del pasado siglo- y un sonido reluciente son los ingredientes con los que el trio encabezado por Doghouse Sam se cocinan un directo victorioso. La banda se formó en 2012 tras años de impecable trayectoria de sus miembros en los mejores circuitos del rythmblues europeo, años de trabajo que les aportan una tranquilidad y aplomo en el escenario muy de agradecer. Sin duda, el alma de esta formación es Wouter Celis, guitarrista de gran técnica, cantante y armonicista que bajo el nombre de ‘Doghouse Sam’ encabeza este muy interesante proyecto musical acompañado por el contrabajista Jack O’Rooney y el batería Frankie Gomez, elegido hace un par de años como el mejor baterista de los Países Bajos. El concierto fue hacia arriba de principio a fin. Temas elegantes que están recogidos en sus dos discos, compuestos por el carísmático Sam. Sonó también alguna versión, entre ellas una de su adorado Bo Didley. Fuerza y estilo en la guitarra y la voz la de este genial Sam, que tras su aspecto serio y prudente parecía crecerse por momentos y sacar de si su lado más rebelde y salvaje, intenso y divertido también en las presentaciones de los temas. Sus compañeros, en una ejecución intachable, dieron alma a un concierto que nos cautivó y sedujo a quienes tuvimos la suerte de estar allí presentes. Queda el listón muy alto para próximos conciertos, este in crescendo programativo de los de Valles no sabemos cómo va a terminar, pero intentaremos estar allí para no perdernos ni una nota de lo que vaya a llegar. Nos vemos por el puebín.
Conchi Gálvez