Léelo n'asturianu
Todavía estamos con el ritmo en el cuerpo a la hora de escribir estas letras. El torbellino Buttshakers nos ofreció una sesión de buena música condimentada con ciertos elementos que gustan a todo el mundo: repertorio bien escogido, técnica y pasión en la ejecución, sonido de calidad, buenas vistas en el escenario (sí, eran todos muy guapetes y cool), complicidad con el público, y un frontman ( en este caso woman) con carisma.
La banda francesa, nacida en 2007 y con cuatro discos ya en el mercado recibidos todos con muy buenas críticas, venía presentando en España el último de ellos, denominado ‘Night Shift’, un caleidoscopio de Soul, rythmblues y funk mezclados con erizados toques roqueros.
Como piojos en costura nos encontrábamos ya en la sala antes siquiera de que los músicos se subieran al escenario. La sala de Valles se quedó pequeña para aquella masa ondulante que se movía con dificultad, anhelando cada quién un poco más de espacio vital para mover el esqueleto o llevarse la copa al gaznate. La banda así lo merecía y la temperatura fue subiendo sin parar a lo largo de la noche.
El grupo iba liderado por la cantante estadounidense Ciara Thompson, una maravilla del ritmo dotada de una voz leonina y potente, llena de fuerza y sensualidad, a la que la activa banda arropó en todo momento. El concierto, todo un homenaje al sonido Motown, aunque con toques más áspero-garajeros, fue de menos a más. Empezó un poco acartonado -parecía que el técnico de sonido no acababa de sacarle sonido a la sala, y los temas resultaban ligeramente secos y duros- para ir ganando ductilidad y soltura tema a tema. Un repertorio cada vez más animado y bailón, véase ‘Wicked woman’ ó ‘Get your blues’ por ejemplo, sin una triste baladilla con la que recuperar el resuello. La banda destiló gota a gota ritmo del bueno, sobresaliendo, sobre una base rítmica muy bien empastada, un guitarrista muy grunge y un par de vientos-saxo barítono y trombón- omnipresentes y de empuje desgarrado y furioso.
La vivaracha Ciara, con una efervescencia cautivadora, se movía si sin parar y animaba al público a moverse con alegría y descaro, aunque a lo Chiquito nos movíamos todos, no daba para más el aforo. Tras una hora de concierto imparable que se nos pasó volando y ante la anunciada despedida, a los músicos se les veía a gusto y agradecidos, el público pedía ‘otres tres’ a grito pelao y nos endosaron un bis de 4 temazos frenéticos, como el ‘Tell the truth’, ó el ‘Night Shift’ que da nombre al disco. Incluyendo también un homenaje a la gran Etta James.
Grupazo más que recomendable, muy de directo, de esos que se dejan ‘la piel en el pellejo’ y te llenan de energía, a los que auguramos un potente carrerón en los próximos años.
Conchi Gálvez
Léelo n'asturianu
Traducido por Miguel Isla
Todavía estamos con el ritmo en el cuerpo a la hora de escribir estas letras. El torbellino Buttshakers nos ofreció una sesión de buena música condimentada con ciertos elementos que gustan a todo el mundo: repertorio bien escogido, técnica y pasión en la ejecución, sonido de calidad, buenas vistas en el escenario (sí, eran todos muy guapetes y cool), complicidad con el público, y un frontman ( en este caso woman) con carisma.
La banda francesa, nacida en 2007 y con cuatro discos ya en el mercado recibidos todos con muy buenas críticas, venía presentando en España el último de ellos, denominado ‘Night Shift’, un caleidoscopio de Soul, rythmblues y funk mezclados con erizados toques roqueros.
Como piojos en costura nos encontrábamos ya en la sala antes siquiera de que los músicos se subieran al escenario. La sala de Valles se quedó pequeña para aquella masa ondulante que se movía con dificultad, anhelando cada quién un poco más de espacio vital para mover el esqueleto o llevarse la copa al gaznate. La banda así lo merecía y la temperatura fue subiendo sin parar a lo largo de la noche.
El grupo iba liderado por la cantante estadounidense Ciara Thompson, una maravilla del ritmo dotada de una voz leonina y potente, llena de fuerza y sensualidad, a la que la activa banda arropó en todo momento. El concierto, todo un homenaje al sonido Motown, aunque con toques más áspero-garajeros, fue de menos a más. Empezó un poco acartonado -parecía que el técnico de sonido no acababa de sacarle sonido a la sala, y los temas resultaban ligeramente secos y duros- para ir ganando ductilidad y soltura tema a tema. Un repertorio cada vez más animado y bailón, véase ‘Wicked woman’ ó ‘Get your blues’ por ejemplo, sin una triste baladilla con la que recuperar el resuello. La banda destiló gota a gota ritmo del bueno, sobresaliendo, sobre una base rítmica muy bien empastada, un guitarrista muy grunge y un par de vientos-saxo barítono y trombón- omnipresentes y de empuje desgarrado y furioso.
La vivaracha Ciara, con una efervescencia cautivadora, se movía si sin parar y animaba al público a moverse con alegría y descaro, aunque a lo Chiquito nos movíamos todos, no daba para más el aforo. Tras una hora de concierto imparable que se nos pasó volando y ante la anunciada despedida, a los músicos se les veía a gusto y agradecidos, el público pedía ‘otres tres’ a grito pelao y nos endosaron un bis de 4 temazos frenéticos, como el ‘Tell the truth’, ó el ‘Night Shift’ que da nombre al disco. Incluyendo también un homenaje a la gran Etta James.
Grupazo más que recomendable, muy de directo, de esos que se dejan ‘la piel en el pellejo’ y te llenan de energía, a los que auguramos un potente carrerón en los próximos años.
Conchi Gálvez
Léelo n'asturianu
Traducido por Miguel Isla
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