Travellin’
Brothers, una de las bandas más solicitadas y respetadas por el público de
Valles, volvió a llenar la sede en la presentación de su nuevo disco ‘13th
Avenue South’. Buenos conocedores de la sala, de las dinámicas de los
conciertos y de la afición del público, los artistas salieron al escenario
relajados y con guiños al público consiguiendo éxito y admiración entre los
allí presentes una vez más.
El
nuevo disco incluye 10 temas que sonaron en Valles junto otros ya conocidos del
grupo y un par de versiones. El nivel compositivo de la banda no deja de crecer
en ideas, variedad, arreglos y calidad de los solistas. El repertorio de este
disco puede calificarse de heterogéneo o variado, siendo un pelín distinto a lo
que los Travelling nos tienen acostumbrados. No por distinto digo peor; de hecho
estos días que estoy escuchando el disco me está gustando cada vez más. La
producción con vientos, coros y diversa instrumentación resulta impresionante,
es verdad, pero en el directo los vizcaínos no se arrugan y con solo seis
músicos en el escenario -esta vez vinieron en formato básico - el espectáculo
es sobresaliente.
Abrieron
en Valles la noche con ‘The spur’ un tema caliente y soulero en el que el saxo
brillaba dando un ímpetu indudable al tema y calentando al personal, Siguió
‘Shame’ un viejo tema de la banda que puede considerarse ya casi un himno yal
que es imposible resistirse.
El
swing, uno de los sellos de los Travellin’ sonó poderoso con ‘I believe’, donde
la guitarra de Aitor podría haber sonado con más fuerza, cañallesco y sombrío
en ‘As good as it gets’ (guitarra y saxofón desbordando elegancia y exquisitez),
y más bailón en ‘Sweet Corrine’. Unidos a ellos, temas ‘suaves’ como ‘Better day’, o ‘Peggy Sue’ con intro jazzera de
Alain, y pegadizo estribillo.
No
faltaron tampoco los espirituales -que se les dan de miedo- con ‘Oh my river’ y
‘Power of love’ un góspel emocionante de tensión ascendente, unido al ‘Love Joy
& Hapinees’ de su anterior dicho, ejecutado una fuerza y energía con la que
el público se movía ya sin freno. Entre las versiones, la dedicada al
guitarrista Gregg Allman al que Aitor supo recordar con esa guitarra tan
inconfundible, y la de Robert Johnson, un tema versionado por mil intérpretes y
al que nuestra banda dio su toque criollo y sincopado.
De
manera individual, un 10 para todos. A destacar la contundencia de Eneko al
bajo y los tambores de Isi, una base rítmica de verdad apabullante y que da a
la banda una presencia en directo de impresión. La guitarra de Aitor Canibaño combina
elegancia, versatilidad y gusto a partes iguales, creo que ya lo he dicho
alguna vez, me encanta como toca este tío, aunque en esta ocasión, no se si por
estar en la terraza, me destacó poco su presencia en el conjunto del concierto,
sonaba poco, lo mismo me pasó con el saxofón y el piano, que no dejaron de
marcarse unos solos muy brillantes pero poco destacados. Como experimentado
front man, el vocalista Jon kareaga sabe ganarse al público, convence con sus
intros, en las que siempre aporta su toque personal, y no le falta nunca el
entusiasmo, algo que sabe contagiar arriba u abajo.
Para
cerrar, y después de las presentaciones, bises y aplausos como siempre a
rabiar. La gente se fue contenta y los músicos también. De lo demás ya recuerdo
poco. Como siempre, nos vemos en Valles
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