Cayman kings, divertida banda procedente de Lille (Francia) nos hizo recordar a nuestros buenos amigos y socios de Bocanegra Jasón y Amalia, que viven ahora allá arriba y que seguro que ya habrán tenido ocasión de verlos en concierto, a buena parte..
Estos jóvenes músicos son bastante conocidos en el ambiente garaje de nuestro país, han tocado ya en varias ocasiones por aquí y parece que les gusta. En Valles empezaban una pequeña gira por el país, así que recién llegados estaban frescos y con ganas, presentando su disco segundo llamado “Marigold Under Scales, algo así como “Caléndulas bajo las escalas”, y doy fe de que el concierto fue buen florido.
El show empezó bastante puntual y con un aforo medio de la sala, estábamos muy cómodos. Los primeros temas sonaron tranquilos aunque con el punto inquietante del rock garajero, nerviosamente reposados, hasta apacibles ¿puede calificarse la música garaje como apacible? El cantante y front man del grupo, con una voz hueca y tremendista concentraba la atención del público. Aires oscuros y épicos en Pink & Blue, o Gorgeus ¿puede calificarse la música garaje como épica? más cercanos a los Doors que a los Fuzzstones dominaron esta primera parte del concierto. La banda muy segura, compuesta por un cantante resuelto, todo fuerza y empuje, no paró un momento, guitarra (un máquina), bajo y batería muy bien reglados y un teclista, fundamental desde mi punto de vista para el toque ye-yé.
El concierto fue ganando en energía por momentos, los temas fueron sonando más sixties, las guitarras más intensas, el teclado más tremolante, y los aires más festivos, aunque con la misma energía que empezaron y mantuvieron todo el concierto. Buenos disfrutones de su música, contagiaron al público de Vallles, no muy garajero, para que nos vamos a engañar, y finalmente convirtieron la sede en una fiesta con los músicos a pie de escenario dándolo todo entre la gente, el cantante tocando la pandereta subido encima del bombo de la batería, el teclista tocando las teclas con los pies...lo típico, vaya.
El concierto se pasó en un suspiro, siempre digo que se me hacen cortos, pero es que éste fue corto de verdad, yo creo que sobre hora y diez minutos, no más. Y eso que metieron un bis con dos temas. Lo bueno si breve ya se sabe. Dejaron a la gente complacida y con ganas, ellos disfrutaron del buen sonido del concierto y de la complicidad del público y vendieron bastantes discos, así que todos contentos.
Nos vemos en Valles,
Conchi Gálvez
Estos jóvenes músicos son bastante conocidos en el ambiente garaje de nuestro país, han tocado ya en varias ocasiones por aquí y parece que les gusta. En Valles empezaban una pequeña gira por el país, así que recién llegados estaban frescos y con ganas, presentando su disco segundo llamado “Marigold Under Scales, algo así como “Caléndulas bajo las escalas”, y doy fe de que el concierto fue buen florido.
El show empezó bastante puntual y con un aforo medio de la sala, estábamos muy cómodos. Los primeros temas sonaron tranquilos aunque con el punto inquietante del rock garajero, nerviosamente reposados, hasta apacibles ¿puede calificarse la música garaje como apacible? El cantante y front man del grupo, con una voz hueca y tremendista concentraba la atención del público. Aires oscuros y épicos en Pink & Blue, o Gorgeus ¿puede calificarse la música garaje como épica? más cercanos a los Doors que a los Fuzzstones dominaron esta primera parte del concierto. La banda muy segura, compuesta por un cantante resuelto, todo fuerza y empuje, no paró un momento, guitarra (un máquina), bajo y batería muy bien reglados y un teclista, fundamental desde mi punto de vista para el toque ye-yé.
El concierto fue ganando en energía por momentos, los temas fueron sonando más sixties, las guitarras más intensas, el teclado más tremolante, y los aires más festivos, aunque con la misma energía que empezaron y mantuvieron todo el concierto. Buenos disfrutones de su música, contagiaron al público de Vallles, no muy garajero, para que nos vamos a engañar, y finalmente convirtieron la sede en una fiesta con los músicos a pie de escenario dándolo todo entre la gente, el cantante tocando la pandereta subido encima del bombo de la batería, el teclista tocando las teclas con los pies...lo típico, vaya.
El concierto se pasó en un suspiro, siempre digo que se me hacen cortos, pero es que éste fue corto de verdad, yo creo que sobre hora y diez minutos, no más. Y eso que metieron un bis con dos temas. Lo bueno si breve ya se sabe. Dejaron a la gente complacida y con ganas, ellos disfrutaron del buen sonido del concierto y de la complicidad del público y vendieron bastantes discos, así que todos contentos.
Nos vemos en Valles,
Conchi Gálvez