viernes, 21 de junio de 2013

PHOTOSURF&ROCK 06/07/2013

El pasado sábado 7 de junio recibimos en nuestra sede al trío gijonés ‘Miki y Los Dora‘, de estilo básicamente surfero, y cuyo nombre es homenaje al legendario surfista estadounidense de los años ’60, un tipo tan magistral entre las olas como inadaptado entre sus congéneres, un hombre solitario y antisocial, una outsider  que renegaba  del inmenso negocio que en torno a esa forma de vida se estaba cociendo en aquella mítica década, y que se ha convertido en una verdadera leyenda para los aficionados. La programación de la noche se completaba con una proyección en las pantallas de la sede y la terraza de un conjunto de fotografías y vídeos realizados por los mejores especialistas del género, que recogían instantáneas de distintas partes del planeta con la temática del surf y sus personajes como protagonista. Fotos de impresionante belleza y plasticidad, llenas de olas, tubos, espuma y cuerpos atléticos. Playas increíbles, palmeras y puestas de sol completaban la excelente muestra, dejando en el ambiente una sensación de frescor que nos venía al pelo en estas fechas tan calurosas que estamos disfrutando en Asturias.
La noche estaba especialmente agradable, los rescoldos del apabullante calor del día todavía hormigueaban en la piel,  la sangre fluía con ardor, y había sed. Cuando llegamos con los músicos después de cenar, la sede estaba prácticamente vacía, pero ya  con el inicio de la proyección fueron apareciendo los primeros asistentes, cuyo número iría creciendo a lo largo de toda la noche. A las 11:30 sonaban los primeros acordes sobre las tablas. A pesar de la juventud de la banda, formada este mismo año, el trío sonaba empastado y con aplomo, como corresponde a viejos amigos y colegas de escenario. Guitarra (Juan Toraño, cuyo padre resultó ser oriundo de Villamayor y que se pasó media noche compartiendo con los presentes viejas anécdotas familiares) y baterista (Coke Makaha) llevan dando caña en Kings of Makaha, la emblemática banda surfera de Gijón, más de cinco años, y el bajista (Padre Karras) también ha participado con ellos en otras formaciones, por lo que esta nueva  banda no es más que un punto y seguido en sus trabajos habituales, un reencuentro en torno al surf rock, el garaje y el rock apunkado.
A priori la banda decía tener repertorio para una hora aproximada, pero lo cierto es que el concierto se prolongó más de dos horas y cuarto, sin pausa y con prisa, mucha prisa. Los de Gijón mostraron sus gustos desde el primer momento: música sin complicaciones, pero muy viva, ritmos sesenteros  acelerados  e intensos, de esos que te hacen moverte de la cabeza a los pies, y un sonido directo y convincente. El público parecía tomarse las cosas con tranquilidad, a pesar de las ocurrencias y chascarrillos del simpático Coke Makaha, que apenas conseguían dar descanso entre tema y tema a ese ritmo frenético, pero como siempre ocurre en Valles la cosa iría animándose poco a poco.  
Batería y bajo sencillos pero efectivos y bien conectados daban a  la  base rítmica un beat y una solidez impecables, sobre los que vibraba la característica guitarra surfera de Juan Toraño, con ese sonido temblón, pleno de  reverb, y metalizado, mitad ingenuo, mitad perverso. El repertorio, digno de cualquier película de Tarantino y básicamente instrumental, con versiones de grandes como ‘The Ventures’, ’The Raybeats’, ‘The Trashmen’ ó Link Wraigse, se acompañó de un par de temas cantados por Coke, como el conocido ‘Twist del esqueleto’. Vertiginosos iban pasando unos tras otro los temas, sin solos ni recreaciones personales, pero con el calor y el ritmo en la sala subiendo por momentos.
Empezaron a despedirse aproximadamente una hora antes de acabar, pero el público estaba con ganas y siguieron con la misma marcha, o más, que al principio. Sonaron un par de bises de tono más oscuro y garajero, pero igual de gamberro, con versiones aceleradas de los Beatles, los Ramones, ó Jimmy Hendrix. En el enésimo bis, los músicos se bajaron del escenario para montar la batería en el suelo, donde  Karras aprovecharía sus habituales cinco metros de cable para moverse por todas las esquinas de la sala dando rienda suelta a sus provocadoras y desafiantes poses, mientras el guitarrista se movía alegremente entre el público, contagiándonos a todos con su frenesí.
Un concierto divertido y de lo más energético el de trío ‘Miki y los Doras’ que nos dejó sudando y con un buen rollo tremendo del que disfrutaríamos el resto de la noche. Hasta pronto amigos, y buena suerte!!

Conchi Gálvez

PHOTSURF&ROCK 6/07/2013
Fotos Nacho Sariego

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