lunes, 23 de septiembre de 2019

CONCIERTO_OSAKA MONAURAIL_SABADO 19 DE OCTUBRE 2019







Los dos últimos conciertos, tan próximos en el tiempo y tan distintos en cuanto a impacto y opiniones entre el público son claro ejemplo de que el CIS y otros chiringuitos son pura entelequia.
Despertando unas altas expectativas entre habituales y neófitos de los conciertos de Valles, los japoneses Osaka Monaurail llenaron la sede, aunque su propuesta funk caló a medias entre un público que no acabó de pillarles el punto. Esa magia que a veces no llega….¿quién no ha tenido alguna vez en su vida una cita decepcionante tras poner en ella mucha ilusión?  La calidad de los músicos creo que es indudable, lo mismo que el repertorio, bien construido, elegante e incluso sofisticado, haciendo guiños a un jazz muy actual y una mezcla de soul funk homenaje a los clásicos muy sugerente. Creo que falló un poco la comunicación entre artistas y público, aunque se intentó. Siendo una banda numerosa, con dos guitarristas, y un combo de tres metales, especial protagonismo tuvo el frontman y pianista Ryo Nakata, famoso como el J.Brown nipón, que quizá por falta de espacio en el escenario no pudo homenajear en todo su esplendor al gran ídolo. Tras varias y sugerentes intros instrumentales, salió a escena impecablemente vestido y muy sonriente y se esforzó en bailar y animar al público mientras los músicos, un poco apretados tampoco sacaban punta a sus preparadas coreografías. A pesar de que los últimos temas y bises fueron un poco más intensos y sonaron solos estupendos, como el del magnífico guitarra solista, el concierto me resultó un poco plano y reiterado, poco emocionante.

El sábado siguiente Dustbowl Revival dio la vuelta a la tortilla, y con menos público, menos expectativas, aunque con el mismo número de músicos encima del escenario logró un ambiente festivo y alegre que llenó al público de sensaciones mindfulness. La banda californiana nos ofreció un repertorio muy al estilo de esas viejas bandas californianas de la época hippy, muy fresco y luminoso, que incorpora elementos del folk, bluegrass, rock, psicodelia y funk. Buena sintonía entre los miembros de la banda, que parecían disfrutar sinceramente en el escenario. Con una potente sección de viento y un violinista como elementos más vibrantes, me gustaron mucho también las armonías vocales entre los dos vocalistas, hombre y mujer, que empastaban muy bien. Sociables y amistosos, consiguieron una buena comunicación con el público, que se movió sin parar. Temas propios de sus varios discos y versiones muy de su estilo - Jefferson Airplane y The Band- fueron pasando casi sin darnos cuentos, todo muy fluido, con esas guitarras abiertas, esos coros, esas panderetas. Con el bis se alargaron bastante, el público crecido no quería dejarlos marchar. Al final, todo abrazos, aplausos y caritas sonrientes. Éxito total.
Nos vemos en Valles

Conchi G.

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