SÁBADO 25 DE MARZO
Con demasiada frecuencia y sentimientos
enfrentados estamos asistiendo en los últimos tiempos a homenajes dedicados a
amigos que se van demasiado pronto. No se si será la edad, los malos tiempos o
la mala suerte, pero la vida avanza, y parece que nos toca ya estar en la fila
de las monedas que van cayendo una detrás de otra en cascada, como en aquellas
máquinas en las que echábamos de críos los cinco duros. El sábado en Valles,
noche de concierto, asistimos al homenaje dedicado a Rafa, ‘el del Paso’. Se
presentó en la sede la recientemente creada asociación músico cultural ‘Rafa El
Paso’. Una idea ya hecha realidad, surgida del cariño y la gratitud de muchos
de los amigos y clientes de este hostelero romántico, que supo hacer de su
remota y vieja parada de postas un lugar muy especial al que como peregrinos
llegaban los amantes de la buena música, la tolerancia y las noches
interminables. Las palabras que el presidente de la asociación le dedicó a Rafa
y a su local estaban llenas de cariño y ya de añoranza, reforzadas por
fotografías que en la pantalla iban relatando algunos de los buenos momentos
vividos en el Paso: conciertos, amigos, risas… El homenaje terminó con la
intervención de ‘La banda del Paso’ un grupo de amigos que, con ganas y actitud
homenajean a Rafa con buena música, clásicos del rock y el rythm’blues de los
que disfrutaron tanto como el público. Un bonito recuerdo el que nos dejaron a
todos.
Puntualmente, subían después al
escenario el guitarrista Nick Moss y su banda, abriendo una serie de conciertos
que en próximas fechas tendrán al blues en Valles como protagonista. El líder
no tuvo su mejor noche. Después de una larga gira por Noruega y España, llegó a
Asturias indispuesto. No subió a la prueba de sonido, ni cenó, y durante la
actuación mostró en repetidas ocasiones signos de cansancio, incomodidad y
fastidio. No le gustaba el sonido del escenario (fuera sonaba perfecto), dejaba
de tocar a ratos y hacía aspavientos como si aquello fuera insoportable, protestó
porque la gente glayaba sin parar en la terraza ( ay benditu! bienvenido al
club de los sufridores de esta lacra..) y mandó callar enérgicamente. Apenas presentó
los temas ni interaccionó con el público, solo para pedir al final que le
comprásemos el disco, y estuvo todo el concierto podría decirse que ‘de
prestado’. En fin Nick, una mala noche la tenemos todos, y en Valles nos tocó
la tuya. Yo por mi parte, que le doy la razón en lo del continuo rugir de la
terraza, cambié de sitio y entré al interior de la sede, donde pude
concentrarme haciendo de tripas corazón y disfrutar así del buen concierto que
la banda nos ofreció, y que a mi entender sonaba de vicio, limpio, claro y
profundo. Moss, guitarrista laureado que se formó como músico en Chicago y se
curtió en clubs y bandas donde el blues es el que manda, domina su técnica, su ritmo
y su lenguaje. En la guitarra demostró sensibilidad y buenas ideas, además de
una limpia y perfecta digitación. Se acompañó en algunos temas con la voz, a la
que saca partido sin tenerla demasiado notoria aunque desde mi punto de vista
le faltó más pasión, entusiasmo, ese frenesí oscuro del blues. Algunos temas al
principio se hicieron un poco interminables y aplanados, con el protagonismo
indiscutible de la guitarra en largos solos, pero luego el repertorio fue
metiendo ritmo y se apreció el buen trabajo del resto de la banda. Sonaron
buggies más movidos en los que el arrebatado teclista nos conmovió a todos. La
gente aplaudía a rabiar. Los últimos temas tuvieron ya un punto progresivo,
espeso y machacón que a mí me encanta, destacando la brillantez de batería y
bajo, que salieron adelante como fieras dando un ritmo endiablado a esta última
parte del concierto. Al final, la gente terminó encantada y pidiendo más, como
siempre.
Nos vemos en Valles.
Conchi Gálvez
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