Con Robert Jon and TheWreck disfrutamos de una más que interesante inicio de la temporada de conciertos otoño-invierno en Valles, después de la pausa veraniega que nos vino bien a todos.Esta banda californiana de rock sureño -calificada así más que nada por redondear, porque había mucho más detrás-,dejó bien claro porqué han recibido el galardón de mejor banda en directo en los Orange County (su casa) Music Awards, y por qué fueron nominados además a la mejor banda de Rock y mejor banda de Blues.
El directo del grupo es demoledoramente brutal, y no da momento para el respiro. Música compleja, composiciones muy trabajadas en las que se mezclaron el southern rock, el blues, los aires más calmados de la americana roots y el rock progresivo. Un coctel definitivamente bueno si encima está bien tocado, tiene contenido, los artistas se lo curran en el escenario y el sonido de la sala acompaña.
El formato elegido por la banda fue el clásico para el desparrame rockero: dos guitarras, bajo, batería y teclados, todos perfectamente engrasados. Robert Jon cantaba y se acompañaba con la guitarra, pero en este sentido el protagonismo se lo llevó el solistaKrisButcher, con un raro estilazo en la guitarra, a más de la intachable maestría, que nos flipó a muchos.
Los dos primeros temas de salida, instrumentales,me impactaron por su estilo progresivo y jazzero, que según avanzaba me recordaba más a la Mahavishnu Orquesta que a los AllmanBrothers, es que cuando una se encuentra un tipo con melenas y sombrero de cowboy ya se le va la olla y prejuzga-aunque hubo tiempo para todo y hubo mucho de eso también. Después de este inicio brutal pasamos a un impás más tranquilo en el que Jon cantó dos o tres temas más folkies. Así pudimos sacar el foco de la lucha cómplice de las guitarras y disfrutar del resto de la banda: el bajista, discreto como muchos pero eficaz como pocos, un batera muy cachondo que se marcó luego un solo digno de una estrella (largo y muy ovacionado, aunque yo los solos de batería nunca los he entendido, me desconciertan) y un teclista también de lujo, muy brillante en fondo y forma.
Cundió mucho el concierto, todo iba encadenándose sin presentaciones ni discursos entre temas, siempre hacia delante y hacia arriba, creciendo la densidad por momentos. Temas largos y enrevesados, aunque con mucha onda sureña que al final siempre te lleva a lugares comunes. El teclista se marcó un par de solos de trance total, mágicos. Ese rollo progresivo setentero y las particulares improvisaciones cautivaron a los abueletes que andábamos por allí. Para mí uno de los mejores conciertos vividos en Valles, pa que veáis, les doy un 11. En cambio, a otros allí presentes no gustó tanto, yo qué se. Así es la vida y así tiene que ser.
Nos vemos en Valles. Pero no vengáis todos a la vez…
Conchi Gálvez
El directo del grupo es demoledoramente brutal, y no da momento para el respiro. Música compleja, composiciones muy trabajadas en las que se mezclaron el southern rock, el blues, los aires más calmados de la americana roots y el rock progresivo. Un coctel definitivamente bueno si encima está bien tocado, tiene contenido, los artistas se lo curran en el escenario y el sonido de la sala acompaña.
El formato elegido por la banda fue el clásico para el desparrame rockero: dos guitarras, bajo, batería y teclados, todos perfectamente engrasados. Robert Jon cantaba y se acompañaba con la guitarra, pero en este sentido el protagonismo se lo llevó el solistaKrisButcher, con un raro estilazo en la guitarra, a más de la intachable maestría, que nos flipó a muchos.
Los dos primeros temas de salida, instrumentales,me impactaron por su estilo progresivo y jazzero, que según avanzaba me recordaba más a la Mahavishnu Orquesta que a los AllmanBrothers, es que cuando una se encuentra un tipo con melenas y sombrero de cowboy ya se le va la olla y prejuzga-aunque hubo tiempo para todo y hubo mucho de eso también. Después de este inicio brutal pasamos a un impás más tranquilo en el que Jon cantó dos o tres temas más folkies. Así pudimos sacar el foco de la lucha cómplice de las guitarras y disfrutar del resto de la banda: el bajista, discreto como muchos pero eficaz como pocos, un batera muy cachondo que se marcó luego un solo digno de una estrella (largo y muy ovacionado, aunque yo los solos de batería nunca los he entendido, me desconciertan) y un teclista también de lujo, muy brillante en fondo y forma.
Cundió mucho el concierto, todo iba encadenándose sin presentaciones ni discursos entre temas, siempre hacia delante y hacia arriba, creciendo la densidad por momentos. Temas largos y enrevesados, aunque con mucha onda sureña que al final siempre te lleva a lugares comunes. El teclista se marcó un par de solos de trance total, mágicos. Ese rollo progresivo setentero y las particulares improvisaciones cautivaron a los abueletes que andábamos por allí. Para mí uno de los mejores conciertos vividos en Valles, pa que veáis, les doy un 11. En cambio, a otros allí presentes no gustó tanto, yo qué se. Así es la vida y así tiene que ser.
Nos vemos en Valles. Pero no vengáis todos a la vez…
Conchi Gálvez
0 comentarios:
Publicar un comentario