CRONICA PATRULLA DIXIE
Con alfombra roja fuimos
recibidos en la sede de Valles en el duodécimo aniversario de la asociación Bocanegra,
todo un hito que había que celebrar. Quisimos hacer coincidir la fiesta de
aniversario con una celebración de aquellos felices años 20 del siglo pasado,
por lo de su alegría, prosperidad y locura, y ahí que nos pusimos a ello.
En
cuanto a la música no se tuvo duda: la encantadora Patrulla Dixie, amiguetes
bien queridos para nuestra asociación que ya tocaron en la sede en 2012,
amenizarían la noche con su propuesta -más que avalada ya en sus años de
trayectoria- de dixieland y jazz sureño primitivo. Para el resto de la
ambientación, la directiva y mucho del público asistente se lo curró a tope:
disfraces muy bien conseguidos, decoración del local, y hasta un fotocol en el
que el fotógrafo oficial de la asociación -Nacho Sariego- hizo brillar en sus
retratos a quien se puso a tiro.
Antes de iniciarse el concierto,
la presidenta de la asociación, Ana Canteli, subió al escenario a dirigirnos
unas palabras como suele hacer en cada aniversario, dando gracias a todos los
colaboradores y público de los conciertos. Hizo especial mención a la labor
permanente de Jorge Alvarez-Nava, uno de los fundadores de nuestra asociación
Bocanegra, quien sigue doce años después dándolo todo en Valles como técnico de
sonido, programador, capitán de los ñapas en cualquier obra mayor o menor de la
sede, y cocinero siempre dispuesto. En nombre de toda la directiva y en
agradecimiento a su insustituible labor se le entregó un premio ‘Bocas’ de
honor, escultura realizada por la artista Teresa Arrojo, que Jorge subió al
escenario a recoger muy sorprendido y azorado, aunque se le veía emocionado.
Tras los merecidos aplausos, ya
enseguida subieron los músicos y empezó la fiesta. La banda, con ocho músicos
sobre el escenario, llenó de vida la sede con un repertorio sacado de standars
y temas originales de aquella época de Nueva Orleans, que sonaban a charleston,
ragtime, blues, fox trot y todo aquello, muchos conocidos por todos. Como buena
banda de dixieland, el conjunto musical da especial protagonismo a los metales,
incluyendo trombón, tuba, saxofón, clarinete y trompeta. Completan la formación
piano y batería, y ejerciendo de front man y vocalista, a la vez tocando el
banjo, Javier Fernandez, siempre con sus agudos y entretenidos comentarios.
El público, que por suerte no se
vio restringido por la ley seca, fue animándose poco a poco y bailó y acompañó
los temas, dejándose convencer por esa música fresca, elegante y optimista que
dio color y calor a la sala. El concierto brilló por el sonido, la pulida técnica
de los músicos, sus improvisaciones, son todos buenos solistas -destacando
el increíble clarinete de Luis García o la trompeta de Agustín Lara- y en
general el buen rollo que transmiten y que se contagió entre todos los
asistentes. Ya en el bis, acabaron entre el público con la marcha
requeteconocida ‘When de saints go marching in..’ paseando entre largas
boquillas, boas de pluma y divertidos gansters. Una manera deliciosa de
celebrar una fiesta de aniversario, que recordaremos siempre.
Nos vemos en Valles!
Conchi Gálvez
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