Parecía que la visita de Miles Nielsen y su banda Rusted Hearts a Valles en 2017 había dejado el listón muy alto, y que iba ser difícil de superar el éxito cuando partimos de la base cervantina de que ‘nunca segundas partes fueron buenas’. Sin embargo, para muchos éste fue uno de los bombazos del año en Bocanegra, un concierto fantástico e inolvidable, mejor incluso que el primero. Llegaron a valles bastante frescos, empezando una gira europea de presentación de su disco ‘OHBAHOY’, aunque junto a las nuevas canciones de la banda sonaron también temas conocidos de discos anteriores y alguna versión.
Canciones amables y pegadizas, muy bien construidas, tan melancólicas a veces como luminosas, esperanzadas y rotundas otras. Nielsen es un verdadero songwritter, en la onda de la larga lista de bandas clásicas y cantautores de ‘americana’ que unen el rock con estilos más folk, country o de raíz, -el homenajeado Tom Petty, Dylan, Jerry García, Paul Simon, Neil Young y demás. Destacan las melodías trabajadas, las armonías vocales, el tempo justo de solos e improvisaciones frente a la presencia de la banda en su conjunto.
La estabilidad de la banda y sus componentes, que llevan años tocando juntos, se aprecia en lo bien que suenan, en su manera cómoda y relajada de tocar, cómo hacen brillar las canciones en su conjunto y a la vez dar protagonismo al compañero cuando toca, como una panda de buenos amigos que se lo están pasando bien. Emiten un aura de positividad que se transmite al público de inmediato y que va autoalimentándose y creciendo a lo largo del concierto. Mención aparte merece Nielsen, que es todo un personaje. Parece el colega tranquilo y confiable, pero con el justo punto de rebeldía, con el que te recorrerías Europa en una furgoneta. A pesar de que no hablar una palabra de español -para eso tenía las traducciones semi-inventadas del bajista Dave en su español-mejicano macarrónico- consiguió comunicarse con el público más que bien, se agenció una botella de whisky para beber a morro entre canción y canción, presentó a sus compañeros y transmitió con humildad su felicidad y agradecimiento a la Asociación Bocanegra y los allí presentes, todo muy ‘amazing’ desde su punto de vista.
El concierto se pasó bien rápido, a pesar de que sonaron bastantes temas. Los más conocidos de discos anteriores se celebraron y acompañaron con brazos en alto y más movimiento, pero en general el público se entendió bien con los músicos y todos los temas fueron bien recibidos. Además de las buenas melodías, hubo bonitos momentos de lucimiento del gran guitarrista James Mcmahon, bajo y batería al alimón, el inefable Adam combinando el teclado con sus saxofones, y el propio Miles que se marcó también sus solos. Había ganas y emoción en el ambiente, el público estaba como flotando y se resisitía a dejarlos marchar. Los últimos temas, enlazados fueron subiendo en una apoteosis final muy hot; la gente pedía más, pero se llegó al irremediable final. No obstante, los músicos se quedaron bastante rato por la sede moviéndose entre los fans que los abrazaban como a hermanos, posando para las fotos de recuerdo, firmando discos, y pasando un buen rato entre amigos. Todo muy ‘amazing’.
Nos vemos en Valles, Conchi Gálvez.
Canciones amables y pegadizas, muy bien construidas, tan melancólicas a veces como luminosas, esperanzadas y rotundas otras. Nielsen es un verdadero songwritter, en la onda de la larga lista de bandas clásicas y cantautores de ‘americana’ que unen el rock con estilos más folk, country o de raíz, -el homenajeado Tom Petty, Dylan, Jerry García, Paul Simon, Neil Young y demás. Destacan las melodías trabajadas, las armonías vocales, el tempo justo de solos e improvisaciones frente a la presencia de la banda en su conjunto.
La estabilidad de la banda y sus componentes, que llevan años tocando juntos, se aprecia en lo bien que suenan, en su manera cómoda y relajada de tocar, cómo hacen brillar las canciones en su conjunto y a la vez dar protagonismo al compañero cuando toca, como una panda de buenos amigos que se lo están pasando bien. Emiten un aura de positividad que se transmite al público de inmediato y que va autoalimentándose y creciendo a lo largo del concierto. Mención aparte merece Nielsen, que es todo un personaje. Parece el colega tranquilo y confiable, pero con el justo punto de rebeldía, con el que te recorrerías Europa en una furgoneta. A pesar de que no hablar una palabra de español -para eso tenía las traducciones semi-inventadas del bajista Dave en su español-mejicano macarrónico- consiguió comunicarse con el público más que bien, se agenció una botella de whisky para beber a morro entre canción y canción, presentó a sus compañeros y transmitió con humildad su felicidad y agradecimiento a la Asociación Bocanegra y los allí presentes, todo muy ‘amazing’ desde su punto de vista.
El concierto se pasó bien rápido, a pesar de que sonaron bastantes temas. Los más conocidos de discos anteriores se celebraron y acompañaron con brazos en alto y más movimiento, pero en general el público se entendió bien con los músicos y todos los temas fueron bien recibidos. Además de las buenas melodías, hubo bonitos momentos de lucimiento del gran guitarrista James Mcmahon, bajo y batería al alimón, el inefable Adam combinando el teclado con sus saxofones, y el propio Miles que se marcó también sus solos. Había ganas y emoción en el ambiente, el público estaba como flotando y se resisitía a dejarlos marchar. Los últimos temas, enlazados fueron subiendo en una apoteosis final muy hot; la gente pedía más, pero se llegó al irremediable final. No obstante, los músicos se quedaron bastante rato por la sede moviéndose entre los fans que los abrazaban como a hermanos, posando para las fotos de recuerdo, firmando discos, y pasando un buen rato entre amigos. Todo muy ‘amazing’.
Nos vemos en Valles, Conchi Gálvez.
