martes, 23 de junio de 2015

CONCIERTO DE ANAUT 04/JULIO/2015

Noche llena de calor, energía  y sensualidad la que disfrutamos en Valles acompañados por ANAUT,  proyecto liderado por Alberto Anaut, un joven guitarrista y compositor apasionado de la música negra que resultó todo un elegante homenaje made in spain al soul, rythblues y otros ritmos de raíz.
Empezó el concierto a las 23:40 con cierto retraso y una sala con buena entrada pero cómoda para escuchar y moverse sin agobios. La banda se presentó en formato quinteto, con la ausencia del teclista, al que se echó de menos notablemente a lo largo del concierto.
La noche empezó bastante tranquila y sosegada -los músicos todavía un poco fríos, dirigiendo quizás la opípara cena- con baladas suaves en las que ya se hizo presente el protagonismo de Alberto, su guitarra y su voz de gran personalidad y presencia que destacaría a lo largo de la noche. El repertorio iba sumando composiciones detallistas, sofisticadas a veces, y  orquestadas con buenos arreglos, en las que -a falta de los colchones del hammond que dan gran atmósfera a la banda- destacaba una guitarra preciosista, más cercana a veces al jazz que al blues-  y unos metales -saxo y trompeta- que aportaron brillo e intensidad a los temas. Una base rítmica de bajo y batería muy bien empastada marcó en todo momento la marcha de la banda.
El concierto se fue llenando de color y calor tema tras tema, y fueron sonando la mayoría de las piezas que forman el repertorio propio del grupo, que hasta el momento cuenta con un LP y un single en circulación. El ambiente en la sala se iba encendiendo al igual que los músicos sobre el escenario – Alberto más suelto en la guitarra y los metales ganado en presencia y brillando ya con luz propia- .  Mucha sintonía y complicidad en el escenario, con unos músicos contentos y  capaces de transmitir ese buen rollo al respetable, que iba in crescendo en lo que al  bailoteo se refiere. Algunas versiones también cayeron como una muy personal ‘Black is black’, singularmente adaptada.
Tras un final ya absolutamente arrebatado, terminaron su actuación bajándose del escenario al estilo mardi gras y deambulando entre un público entusiasmado que les acompañó hasta sus últimas notas.

Conchi Gálvez

miércoles, 3 de junio de 2015

TRAVELLIN' BROTHERS Little Band 13/06/15


Que los ‘Travellin Brothers’ iban a petar la sala y darnos un conciertón ya lo sabíamos, no nos cabía la menor duda, y el numeroso público que llegó a la sede bien tempranín también lo sabía. Con esta banda rebosante de talento y buenas vibraciones pasamos una noche deliciosa en Valles, en la que ellos afirmaron sentirse como en casa y nosotros como en el cielo. Los ocho músicos se subieron al escenario sobre las 23:15 felizmente llegados de una contundente cachopada. La sala estaba repleta desde hacía un buen rato  -la gente llegó pronto para coger sitio- y antes de empezar el show fueron sorprendidos por la intervención de Ana Canteli, presidenta de la asociación Bocanegra, quien les hizo entrega de un premio ‘Bocas’, el primero que la asociación entrega fuera del ámbito del cine. Con este premio se quiso hacer un homenaje a la banda por su brillante trayectoria internacional y por su generosa vinculación con nuestra asociación, que se ha ido consolidando fraternalmente desde que en 2013 pasaran por primera vez por la sede de Valles. Su carrera no ha hecho más que crecer en estos 12 años como formación: han grabado varios discos en estudio y en directo, han viajado -cada vez más lejos-, han ganado premios internacionales y han tocado sin descanso en todo tipo de garitos y  teatros. Esa experiencia acumulada se traduce en profesionalidad y fluidez en el escenario, soltura, un no tener casi ni que calentar, un buen rollo que se nota y acerca a la banda al público, haciéndolo disfrutar ya desde el primer tema.
En formato Little Band -los 6 componentes del combo base más un par de metales de apoyo: trombón y trompeta- y un sonido muy potente, ofrecieron un show caliente, vivo y chispeante, manifestando en todo momento un entusiasmo de lo más contagioso. Abrieron con un tema tradicional de Lead Belly en plan suavín, todos de pie en el escenario -el baterista con la tabla de lavar- para seguir con el tema que da título a su último álbum ‘Magnolia Route’  y que inundó la sala de contundente swing. Con un sonido brillante  que encandiló  al público durante sus dos horas de actuación, fueron así desgranando un sugerente racimo de temas de sofisticada composición y buenos arreglos, ejemplos de los mejores ritmos salidos del Mississipi: swing, soul, funk, Chicago blues ó gospel  a los que sumaron algunas referencias a otros estilos americanos con los que fusionan de maravilla, como el mambo de ‘Creole Queen’ o el country de ‘Song for you’.Entre todos estos temas propios, iban sonando versiones de grandes reyes del blues -Albert King, BBKing y Freddy King- y otros miembros de la ilustre nobleza de la música negra como Buddy Guy o Louis Amstromg.
Después de escuchar grupos marcados por excesivos protagonismos personales, disfrutamos al encontrar un equipo en el que el concepto de ‘banda’ esté así de entendido. Un estilo el del grupo determinado por la marcada base rítmica, impecable y fundamental en estos temas tan elaborados, la frescura del piano, la vehemencia genuina de la guitarra y unos metales que aportan fuerza, brillo y sensualidad.  El potente y carismático vocalista Jon Careaga es un gran maestro de ceremonias, capaz de dirigir el show y conseguir la complicidad del público al  que rápidamente puso a corear y bailar. ‘Travellin’ Brothers’ son una sólida roca donde la fuerza del  ‘todo’ prima sobre el virtuosismo del ‘yo’, aunque también pudimos disfrutar con momentos de solos para el lucimiento de todos los miembros de la banda, entre los que estuvieron especialmente inspirados Aitor Cañibano a la guitarra y Alain Sancho al saxofón.
El show estuvo lleno de momentazos, como el ‘Love, Joy and Happines’ con el público haciendo coros, el íntimo y conocido ‘What a Wonderful World’, el swigazo de ‘Ballroom 24’ o el desfile entre el público con el que suelen terminar sus actuaciones al ritmo de ‘When de saints go marchin’in’.  Una noche preciosa en la que el optimismo de la música el ‘Travellin`Brothers’ logró por fin desprendernos de las telarañas y los oscuros nubarrones que dominaron este larguísmo, inacabable invierno.

Conchi Gálvez

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