Casi sin tiempo a recuperarme del
subidón que tuve en la celebración del quinto aniversario de la Asociación
Bocanegra con los vascos Travellin’ Brothers,
el pasado viernes 8 de febrero ponía mi coche una vez más en dirección a
Piloña para disfrutar de otro concierto que voy a tardar en olvidar. Y es que no había excusas para no acudir,
hacía frío, llovía, era viernes e incluso alguien tenía que ir al día siguiente
a las ocho de la mañana a un curso de reeducación y sensibilización por haber
perdido todos los puntos del carné de conducir.
Pero ¿hace unos años habríamos soñado con la posibilidad de ver este
lujo de grupos en un pueblo como Valles?, seguro que no, por eso los que se
quedaron en casa tuvieron su castigo y penitencia en perderse más de dos horas
de genuino rock and roll.
Harrison Cofer (voz y guitarra), Kit
Whitacre (guitarra), Sam Wetterau (bajo) y Matt Rose (batería) son Dirty Names, cuatro veinteañeros de la ciudad
norteamericana de Annapolis en el estado de Maryland. Se conocieron en el
instituto, llevan tocando juntos desde que tenían quince años y se nota. Es la
primera vez que vienen de gira a España, el día anterior habían tocado en
Plasencia y Valles era la segunda fecha de los más de veinte conciertos que van
a dar hasta principios de marzo por nuestro país. Llegaban frescos y con ganas
de arrasar. Lo primero que me llamó la atención durante la prueba de sonido fue
lo jóvenes que son, vestidos con chupas de cuero y botines de piel nos contaron
que acababan de hacer una gira por la costa este de Estados Unidos, desde Nueva
York a Miami, y que estaban ilusionados con la gira española. Montaron el
equipo, pidieron micros de voz para todos, el guitarrista Kit hizo unos
estiramientos y se pusieron a tocar el clásico de Ray Charles “Sticks and
Stones”. Sube un poco de volumen aquí, baja otro poco allá y listos. Jorge
Nava, a los mandos técnicos, y los que estábamos allí nos frotábamos las manos.
Mucho tenían que torcerse las cosas para que este no fuera otro concierto
memorable. No se torcieron.
A continuación bajamos al Hotel
Restaurante Benidorm, donde habitualmente los músicos se quedan a dormir y
cenan antes del concierto. Nos habían preparado un menú especial de caza que
consistió en: sopa de hígado, sopa de faisán, fabes con jabalí, cebollas
rellenas de venao, codornices, postre, orujos varios y café. Daba gusto ver comer a los chavales, decían
que había sido la mejor cena de su vida y que a ver cómo iban a tocar después
de semejante pitanza. Vaya si tocaron. Les preguntamos por sus influencias
musicales y entre otros salieron los siguientes nombres: Booker T. and the
MG’s, Otis Redding, Sam Cooke, The Rolling Stones, The Kinks, Howlin’ Wolf,
T-Rex, Small Faces, The Beatles, Aretha Franklin y Chuck Berry. ¡Casi nada!
está claro que Dirty Names entienden el rock and roll como lo que el viejo
género fue en origen, altavoz del latido y del sentir de las calles.
Pasadas las once de la noche y con la
sede llena de gente, la organización lamentó la ausencia de la banda mierense
Stanley Road que por motivos de salud del cantante no pudo estar en Valles.
Esperamos tenerlos pronto con nosotros. El concierto de los Dirty Names empezó
sin tomar aire, sin carrerilla, tralla y electricidad desde el minuto uno.
Abrieron con dos versiones, el enorme “Funky Broadway” que en 1967 convirtió en
un éxito el gran Wilson Pickett y el “Baby, What You Want Me to Do” un blues
shuffle de Jimmy Reed de 1960 que también cantó Elvis. Quedó claro por dónde
iban a ir los tiros, rock and roll clásico y atemporal, con una banda excelente
sobre el escenario, un cantante espectacular y todos los músicos haciendo
coros. La energía que desprendía la banda puso a todo el mundo a bailar y
comenzó a correr la cerveza a raudales como viene siendo habitual.
Una explosión de guitarrazos directos
y decisivos fueron los primeros disparos de su disco recién publicado “Double
Your Pleasure” con el acelerado “Don’t Try Makin’ a Move’ y el coreado “I Get
By”. Harrison Cofer y Kit Whitacre no paraban de moverse por el escenario, el guitarrista
incluso bajó a la primera fila y se puso a mover la patuca como Chuck Berry o
Angus Young. ¡Estaba poseído! A continuación presentaron el tema nuevo “Mr.
Satisfaction” en la onda de los Stones de los años 70 y siguieron con otras dos
versiones, el “Sticks and Stones” que ya nos había dejado con la boca abierta
durante la prueba y el “I Take What I Want” que los Artwoods publicaron en 1966
y luego versionaron los Hollies y Rory
Gallagher entre otros. Harrison presentó otro tema nuevo “Black Beans and Rice”
y preguntó cómo se decía en español, la respuesta fue frijoles con arroz (¿a
quién se le ocurriría lo de frijoles?) hasta que alguien gritó a pleno pulmón
¡Moritos! ante la cara de sorpresa del cantante, que no entendía nada y las
risas generalizadas. De nuevo el tema propio “Swimming With yer Heart” y a
continuación lo que fue para mí el momentazo de la noche con el “Fat Bottomed
Girls” incluida en el álbum Jazz de 1978 de Queen y el tema que más me gusta de
la banda “Salt Water Jackie”, un medio tempo con un riff de guitarra áspero que
recuerda a los Humble Pie.
Parada de media hora en la que los
Dirty Names aprovecharon para hablar con la gente y vender discos y camisetas.
Las de chica de talla S se agotaron. Vuelta al escenario para continuar con
otros dos temas de su disco “On Again Off Again” y “Rock’n’Roll Mind Control”.
De nuevo Harrison y Kit perfectamente compenetrados como si fuesen Mick Jagger
y Keith Richards y con la potente sección rítmica de Matt a la batería y Sam al
bajo sosteniendo a toda la banda. Continuaron con otro de los grandes clásicos del rock americano, el “Funk
#49” de James Gang y el tema más conocido de la banda “Puppy Love” con un
divertido video en el que salen cuatro bellezas tomando el sol en una piscina y
que el cantante me contó que había salido con, nada más y nada menos, tres de
ellas. En la última parte del concierto cayeron el blues con toques soul “Love
Sickness” de Robert Cray, y el intenso “I Fought the Law” que Sonny Curtis
publicó en 1966 y The Clash popularizaron en el 79. Momento de tranquilidad con
una canción Country que en sus conciertos americanos la gente aprovecha para
bailar agarraos y recta final con los temas propios “Candy” y “I don’t Care”
para acabar con el temazo de los Beatles “Why don’t we do it in the road”.
Concierto apuntado y subrayado como
uno de los mejores que hemos vivido en Valles. Es sólo rock and roll pero es
divertido y nos gusta… ¡Qué gran manera de terminar la semana con una sonrisa y
convencidos de que sí, de que los Dirty Names tienen futuro y no tardarán en
convertirse en estrellas. Les deseamos suerte y seguro que en su próxima gira
vuelven a Valles.
Jasón Martínez
DIRTY NAMES 08/02/2013 |
4 comentarios:
LA NOCHE DEL VIERNES PROMETE
Les sigo desde hace un tiempo. Son buenísimos
Fue una noche memorable
Jason, eres un crack. Espléndida referencia a todo un conciertazo. Estos chichos son la bomba. Enhorabuena
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