SÁBADO 19 de Septiembre, 23:00hrs
The Cyborgs, en la segunda fecha
de una muy esperada gira española, y procedentes de Santiago de Compostela, aterrizaron
en Valles para presentar su disco ‘Extreme Boogie’, un material que ha recibido
buenísimas críticas, y triunfaron ante un público muy receptivo.
El poderoso dúo procede de
Italia, pero nadie podría afirmarlo con rotundidad, pues su presencia resultó
de lo más enigmática, envuelta toda en un ambiente robótico y futurista. Subieron
al escenario en completo silencio con dos máscaras negras de soldador que no se
quitaron en ningún momento, una indumentaria un tanto orwelliana y una actitud
imperturbable pero cercana al público e indiscutiblemente pacífica, que encantó
a los allí presentes, un buen grupo de aficionados al blues.
Durante hora y media ofrecieron
un concierto redondo de principio a fin. A borbotones fueron soltando un blues industrial
muy personal, sintético, pero de gran fuerza y colorido, que llenó
completamente la sala, sin un solo momento de respiro. Gran mérito al ser solo
dos los intérpretes sobre el escenario: Cyborg 1, batería y teclados, y Zero(Cyborg
0), guitarra y voz. Ambos profundamente talentosos, mostrando de principio a
fin su pericia técnica, personalidad en la interpretación, modernidad a la hora
de entender el blues y una simbiótica conexión entre ambos. El repertorio fue
pura electricidad: una guitarra bluesera penetrante acompañada por bajos
sintetizados, efectos electrónicos y fabriles, y una batería versátil y
chatarrera. La voz de Zero, metálica y apagada, salía del interior de la
máscara del intérprete, lo que le daba un toque todavía más extraño. Este
pandemónium industrial y turbador terminó de completarse con la actitud -ciertamente
teatral, a pesar de la falta de expresión facial- de los intérpretes en el
escenario: más activo el guitarrista, que realizó extraños bailes y varias
veces conectó y pidió la colaboración del público con marcados gestos, y más estático,
bordando también en su papel de impasibilidad, el teclista Cyborg1. Que por
cierto, se marcó a la mitad del concierto un solo tremendo con el teclado, un
boogie clásico y sentimental (¿acaso los androides no sueñan con.…?) interpretado con maestría y alma, que nos dejó a todos
cortocircuitados.
El público no se perdió ni un
solo compás de toda la actuación, realmente hipnótica tanto por la música como
por la puesta en escena de estos dos personajes, animando, haciendo coros
cuando había ocasion, y rodeando a los intérpretes cuando tocaron una abajo,
entre la gente. Terminó el concierto tras un bis muy solicitado, con la gente
encantada y con ganas de marcha. Un buen rato aún seguirían los Cyborg por
Valles, compartiendo charlas y tragos con los parroquianos, ya sin su uniforme metálico
encima...pero esa es otra historia.
Conchi Gálvez
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