CEDRIC BURNSIDE PROJET.
Espectacular acogida del público
en Valles al proyecto del batería criado en Mississipi Cedric Burnside, que
presentando el disco ‘Descentans of Hill Coutry’ en su primera gira española, supo ganarse la
admiración y el aplauso continuado de
los allí presentes en sus más de dos horas de concierto. Solo dos músicos llenaban
el escenario, el citado y huracanado Burnside a la batería, y el guitarrista Trenton
Ayers -un formato muy habitual en estos últimos tiempos de giras austeras-, pero
consiguieron mantener en vilo y bien apretadinos a los más de doscientos
asistentes al concierto, que a pesar del sofocón no se despegaron en toda la
noche del escenario, contagiados por la energía y el ritmo envolvente de los
artistas.
Sorprendió un inicio del
concierto inesperado, en el que el músico, guitarra en mano interpretó en solitario varios temas de country blues. Un
intencionado homenaje a su abuelo, R.L
Burnside, pionero del delta blues eléctrico que supo transmitir la ardiente
semilla a muchos de sus numerosos descedientes. Demostró Burnside en esta
insospechada faceta buen dominio del ritmo y la melodía en la guitarra, acompañado por una voz nervuda y oscura, pero muy
caliente, que ya despertó los primeros aullidos del público.
Sentarse después a la batería y
empezar a dar caña de la buena a los tambores fue todo uno. El repertorio
estuvo lleno de temas maduros y palpitantes, mezcla del blues más profundo y
rural con toques funk y de R&Blues, que impresionaron a los allí presentes,
llenando la sala de energía y color. Con una sonrisa permanente, finura y una
soltura de esas que hacen parecer sencillo lo virtuoso, demostró un dominio del
instrumento y un ritmo congénito que le han hecho merecedor de varios títulos
de los Memphis Blues Awards como ‘mejor batería de blues del mundo’,
etiqueta de presentación que supo defender con brillantez a lo largo de todo el
concierto.
Ante un público cada vez más jubiloso,
la combinación de Burnside en los platos, incansable y en ebullición y un Trenton
Ayers a la guitarra, discreto pero indispensable, y perfectamente empastado con
su compañero, consiguieron transmitir le esencia más genuina y profunda del
blues de Mississipi, envuelto todo en un aire muy contemporáneo y eléctrico. No
hubo momento para el descanso, fueron cayendo temas en un creciente y explosiva
corriente de energía que parecía no tener fin. Tras más de dos intensas horas
se despidieron con un par de bises muy aplaudidos, incluyendo un ‘Voodo Child’
que Ayers se animó a cantar y puntear al estilo Hendrix.
Terminaron con abrazos, fotos y firmas de discos para
muchísimos fans que se acercaron a saludar tras el concierto. Buen remate para
una noche bien guapa y repleta de gente, que abarrotó sala y terraza de la sede
de principio a fin, y la que le costó marchar pa casa.
Conchi Gálvez
1 comentarios:
Una crónica que trasmite con veracidad lo que se vivió en la Asociación Bocanegra esa noche. Ánimo a la gente que hace posible que una vez al mes nos traslademos a cualquiera de las mejores salas de conciertos de cualquier gran ciudad de nuestro país. Gracias.
Publicar un comentario