Fotos del concierto: https://picasaweb.google.com/CAFEBARBB/JornadasJazz2012SandraLusquinos?authuser=0&feat=directlink Fotos Nacho Sariego. Diez cuarenta de la noche, del sábado 20 de octubre, media entrada en la sala, silencio… Sandra Lusquiños -vestida de blanco- a capela, da inicio a “Nothing Gonna Change My World” suavemente, casi susurrando. Detrás de ella: Jacobo de Miguel (piano eléctrico), Horacio García y Noli Torres (batería).
Así comenzó la primera noche del ciclo de Jazz que se celebra en Valles.
La quietud, calma y silencio era tal, que se escuchaba perfectamente la gran voz –sin artificios ni excesos- de Sandra. El público tenía aspecto de ser un tribunal calificador, de gran curiosidad y espera que mostró durante la mayor parte del concierto. Dicen, los que no les gusta el Jazz, que es una música fría, complicada, para oyentes maduros y “sesudos”. No parecía pues ser jazz lo que escuchábamos: versiones muy distintas que iban desde los de Liverpool a Madona, Britney Spears, Massive Attach, Radiohead, dos temas de Katy Perry y un tema de John Coltrane. No hubo versión alguna de cualquiera de las damas del Jazz, a pesar que, tras terminar el concierto, Sandra me confesaba su admiración por Ella Fitzgerald o Nina Simone. Ello es porque la banda –recién creada para ocasiones- desea hacer algo nuevo, y no interpretar los estándar clásicos del género.
Jacobo comandaba desde el piano las incursiones musicales que se desarrollaban en largas suites que tenían más de improvisación que de piezas ensayadas.
La calidad, escuela y virtuosismo de los músicos quedaba demostrada en cada larga suite y en los “solos” cortos y puntuales. La voz de Sandra fue lo mejor de la noche que, al margen de etiquetas –jazz o improvisación- tuvo una magia más ligada a paladear la música que emanaba del escenario que a bailar o desmelanarse.
Bien, lo pasamos bien, con la sobriedad de la apuesta musical: ni guitarras ni saxo, que, envuelta en la voz de Sandra, nos regalaron unos músicos amables y cercanos.
Nos vemos el viernes 26 de octubre.
Francisco Lozano Sanz
Fotos Nacho Sariego: https://picasaweb.google.com/CAFEBARBB/PatrullaDixieJazz2012?authuser=0&feat=directlink
La noche piloñesa del viernes 26 de octubre nos trajo a “La Patrulla Dixie”, una auténtica “banda” de amigos que no sonaban ajenos. Parecía una lluviosa noche de Nueva Orleans, en la que los ocho componentes de la formación interpretaban un jazz primitivo, de los años 20 que invitaba a bailar. Su música y la voz de Javier Fernández (canta, toca el bajo y el banjo) tenían el sabor añejo, sureño, dixie, ragtime… que era una delicia para los oídos. A pesar de ser: clarinete, saxo tenor, saxo barítono, trompeta, trombón, banjo, con añadido de batería y guitarra; sus instrumentos no se superponían, sonaban claros y diferenciados. Las intervenciones de los músicos mostraban: un clarinete endiablado, saxos suaves y densos (el barítono), el trombón juguetón y un dominio de los instrumentos más que notable.
La noche piloñesa del viernes 26 de octubre nos trajo a “La Patrulla Dixie”, una auténtica “banda” de amigos que no sonaban ajenos. Parecía una lluviosa noche de Nueva Orleans, en la que los ocho componentes de la formación interpretaban un jazz primitivo, de los años 20 que invitaba a bailar. Su música y la voz de Javier Fernández (canta, toca el bajo y el banjo) tenían el sabor añejo, sureño, dixie, ragtime… que era una delicia para los oídos. A pesar de ser: clarinete, saxo tenor, saxo barítono, trompeta, trombón, banjo, con añadido de batería y guitarra; sus instrumentos no se superponían, sonaban claros y diferenciados. Las intervenciones de los músicos mostraban: un clarinete endiablado, saxos suaves y densos (el barítono), el trombón juguetón y un dominio de los instrumentos más que notable.
Todos los miembros son viejos conocidos y amigos, varios de ellos profesores, otros tocan con Dixebra (Javier) o con otros grupos. Joaquín Lacalle -alias “Curro”- aportaba la sabiduría guitarrista adquirida tras tantas tablas y la mucha escuela que atesora… difícil señalar alguna individualidad pues… es cierto: son una patrulla. Lo de añadir batería, guitarra y bajo (Javier Fernández, además del banjo interpretaba el bajo eléctrico en los temas instrumentales) aportaba un contrapunto rythmn´n´blusero que dulcificaba el metal. La voz de Javier acentuaba la sensación de Big Band de La América Sureña, y nos hacía más divertido, fresco, genial el paseo por Dixie –Land, recorriendo las calles de dos ciudades hermanadas: Valles y Nueva Orleans… aún me parece escucharlo cantar: “Sugar…”, mientras los avilesinos, algún carbayón, y un sierense hacían llorar sus instrumentos, guarecidos de la torrencial lluvia ¿sureña? que las nubes descargaban.
Francisco Lozano SanzFotos Nacho Sariego: https://picasaweb.google.com/CAFEBARBB/EladioDiazJazz2012?authuser=0&feat=directlink
El ciclo de Jazz que se ha celebrado en Valles, ha terminado de la mejor manera posible: con experimentación y una propuesta muy heterodoxa: Eladio Díaz Hip Hop Experience. Eladio Díaz (saxo tenor), Marco Martínez (guitarra), Toni Cruz (bajo y contrabajo eléctricos) y Jaime Moraga (batería), es el cuarteto que ha formado Eladio, pero… ha añadido un Dj –que no pudo asistir- y a un rapero: Ruboh.
Es arriesgado el reto que Eladio Díaz ha aceptado. La fusión es inherente al Jazz, pero… añadir hip-hop y hasta una tonada asturiana… eso sí es sorprendente. Me imagino a los puristas del Jazz: “Demasiao p´al cuerpo, tío” dirían. Quizá si se hubiesen acercado a la “Velada Bocanegra” del sábado 27 de octubre, habrían hallado elementos atractivos, aunque no conozco rapero alguno que se presente secundado por un cuarteto de jazz y viceversa. La experiencia –mejor adjetivo posible- que pudimos disfrutar en Valles no es fácil de relatar, pues para entenderla habría que haber escuchado y visto… haber estado ahí.
La improvisación en connatural con el Jazz, pero en este caso se gestaba basándose en el conocimiento mutuo de los músicos y sus muchos conciertos realizados en este formato. Largas suites de más de diez minutos en las que se daba rienda suelta a la creatividad del cuarteto: esa guitarra dulce y jazzística, la maestría del maestro Eladio con el saxo, sólido y creativo Jaime en la batería (buen músico, proclamo), la sorpresa del juego con los bajos de Tony Cruz… Todo ello tenía una pincelada que le daba personalidad a la propuesta: los “rollos” hip hoperos de Ruloh –que parecía estar en su salsa-. He de reconocer que no me gusta el hip hop y que no lo veo integrado en un cuarteto de jazz, pero… al público asistente le gustó, hubo feeling, incluso con las bromas (el pollo de plástico) que la banda se permitió. Está claro que una cosa son las etiquetas y los juicios previos, y otra lo que sucede en un evento así.
Eladio Díaz y Ruboh se conocieron en un concierto, y casi de broma comenzó el entendimiento y colaboración que los llevó a la noche de fussion and experience –más que jazz- que se celebró… una vez más, en Valles.
Francisco Lozano Sanz
1 comentarios:
Pedazo de jornadas.Cada día os superais mas.
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